TRASTORNOS DE PERSONALIDAD Y CLASIFICACIONES …

CIE-10

La clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas de la salud (CIE) de la Organización Mundial de la Salud, recoge en su capítulo V los Trastornos Mentales y de comportamiento. Durante muchos años no hubo variaciones significativas en sus sucesivas revisiones, que no introducían cambios reseñables respecto a las anteriores.

En el año 1975, se publica la CIE-9, en la que en su capítulo V, se proponen tres grandes categorías: Psicosis orgánica, Psicosis no orgánica y un último apartado heterogéneo en el que se situaban tanto los Trastornos de personalidad , como las Neurosis y otros trastornos no psicóticos. Sin embargo, se siguen proporcionando vagas e imprecisas descripciones de las categorías diagnósticas.

En el año 1992 se publica la 10ª revisión de la CIE, cuyo capítulo V evidencia los esfuerzos, que desde la década de los 70, se venían realizando para mejorar la clasificación psiquiátrica a nivel mundial. (Moreno, 1998).

En la CIE-10, los trastornos de la personalidad son definidos como condiciones evolutivas que aparecen en la infancia o en la adolescencia y comprenden modalidades de comportamiento profundamente enraizados y duraderos que se manifiestan como una respuesta constante a una vasta gama de situaciones personales y sociales

En la versión multiaxial de la CIE-10, se toman en consideración los factores ambientales y los estilos de vida que interfieren con la salud pero no pueden considerarse estos como enfermedades. Se incluyen las situaciones sociales negativas pasadas y actuales pero también el estilo de vida y por tanto la personalidad y el comportamiento. .(Amati et al, 1998).

A pesar de que las clasificaciones CIE-10 y DSM-IV tienen un alto grado de correspondencia para algunos trastornos como son: el Paranoide, el Esquizoide, el Histriónico y por Dependencia. Los Trastornos Ansioso/Evitativo, Disocial/Antisocial y Anancástico/Obsesivo-compulsivo encuentran cierto grado de correspondencia aunque cambie el término que utiliza una y otra. En la CIE-10 el Trastorno Límite de la personalidad es un subtipo del Trastorno por inestabilidad emocional, el Trastorno Narcisista se recoge en Otros Trastornos de la Personalidad y el Trastorno Esquizotípico es clasificado en la categoría de “Esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastornos de ideas delirantes”, mientras que en el DSM-IV estos trastornos ocupan categorías específicas.(Moreno, 1998).

DSM-IV

En 1952, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), publica la primera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-I),que definió los trastornos de la personalidad no como patrones crónicos y estables sino como rasgos que no funcionaban bien bajo situaciones estresantes y que conducían a una conducta rígida e inadaptada.

El DSM-II, (1968) enfatizó que los trastornos de la personalidad incluían no sólo una conducta socialmente desviada , sino aflicion y deterioro en el funcionamiento de estos individuos. (Hales, 1996).

El grupo de trabajo del DSM-III, en 1980, puso de manifiesto que los trastornos de la personalidad eran síndromes que presentaban “límites muy borrosos”; reconociendo que dichos trastornos poseen características no compartidas por otros síndromes, cualidades definidas más por la omnipresencia y la duración de su expresión que por su capacidad sintomatológica de distinción. Se indicó la necesidad de distinguir entre “rasgos” y “trastornos” de la personalidad. Aunque los comportamientos que concretan los rasgos suelen subyacer y pueden ser difíciles de discriminar de los que constituyen los trastornos son distinguibles a dos niveles : los trastornos se asocian a sentimientos subjetivos de malestar y/o a un deterioro significativo del funcionamiento social.

El hecho más importante respecto a los trastornos de la personalidad del DSM-III fue su separación del cuerpo principal de síndromes clínicos y su ubicación en un eje independiente. Así los clínicos pueden registrar no sólo el cuadro clínico actual, sino también las características que configuran el comportamiento de la persona durante prolongados períodos de tiempo, tanto previos como concurrentes con los síntomas actuales.

El DSM-III agrupa los síndromes de personalidad en tres grupos sintomatológicos. El primero incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad, agrupados por el hecho de que su comportamiento parece raro o excéntrico. El segundo grupo contiene los trastornos histriónico, narcisista, antisocial y límite, sobre la base de su tendencia a mostrarse espectaculares, emotivos o inestables. El tercer grupo incluye las personalidades evitadoras, dependientes, compulsivas y pasivo-agresivas.

El DSM-III-R (American Psychiatric Association, 1987) introdujo una serie de modestos cambios en los criterios (p. ej., en los trastornos histriónico, esquizoide y por evitación), así como la inclusión en el apéndice de dos de personalidad muy controvertidos, el autodestructivo (masoquista) y el sádico. Otros cambios comportaron la reformulación de todos los criterios en un formato politénico único; produciendo un mayor solapamiento y comorbilidad entre los distintos trastornos.

En el DSM-IV, los “rasgos de personalidad” se definen como los aspectos predominantes de la personalidad que se manifiestan en una amplia variedad de contextos sociales y personales. El trastorno de la personalidad se da cuando estos rasgos, que son egosintónicos (es decir, la persona se siente bien como es, o en todo caso percibe su sufrimiento emocional como algo inevitable, sin relación alguna consigo mismo, con su manera de ser y comportarse), se hacen inflexibles y desadaptativos (hacia el final de la adolescencia se consolidan de forma permanente y estable) que determinan limitaciones funcionales y de malestar subjetivo, y vienen identificados y diagnosticados como trastornos porque constituyen modelos duraderos de percepción, de referencia y de pensar respecto al ambiente y a sí mismo.

Los trastornos de la personalidad están estructurados en tres grupos (según la clasificación del DSM-IV).
El grupo A comprende aquellas personas que suelen ser consideradas como extrañas o excéntricas e incluye los trastornos de la personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico.
Estas personas son muy aisladas, desconfiadas, con dificultad para procesar la realidad que los rodea y no pueden diferenciar la información que proviene del exterior con la generada por ellos.
– Trastorno paranoide de la personalidad: Desconfianza excesiva o injustificada, suspicacia, hipersensibilidad y restricción afectiva.
– Trastorno esquizoide de la personalidad: Dificultad para establecer relaciones sociales, ausencia de sentimientos cálidos y tiernos, indiferencia a la aprobación o crítica.
– Trastorno esquizotípico de la personalidad: Anormalidades de la percepción, pensamiento, del lenguaje y de la conducta; que no llega a reunir los criterios para la esquizofrenia.
El grupo B comprende personas con una clara inclinación al dramatismo, muy emotivas y con conductas erráticas e incluye los trastornos de personalidad histriónico, narcisista, antisocial y límite. A estas personas les cuesta mucho controlar sus impulsos. Son muy inestables emocionalmente, lo que les ocasiona ciertos problemas para adaptarse a su entorno.
– Trastorno histriónico de la personalidad: Conducta teatral, reactiva y expresada intensamente, con relaciones interpersonales marcadas por la superficialidad, el egocentrismo, la hipocresía y la manipulación.
– Trastorno narcisista de la personalidad: Sentimientos de importancia y grandiosidad, fantasías de éxito, necesidad exhibicionista de atención y admiración.
– Trastorno antisocial de la personalidad: Conducta antisocial continua y crónica, en la que se violan los derechos de los demás. Se presenta antes de los 15 años y persiste en la edad adulta.
– Trastorno límite de la personalidad: Inestabilidad en el estado de ánimo, la identidad, la autoimagen y la conducta interpersonal.

El grupo C comprende a personas que acostumbran a ser ansiosas y temerosas e incluye los trastornos de personalidad por evitación, por dependencia y el obsesivo compulsivo. Son personas muy inseguras, ansiosas y con muchos miedos, que ponen en marcha una serie de mecanismos de defensa cuando se sienten amenazados, los cuales determinan los distintos tipos de personalidad.
– Trastorno de la personalidad por evitación:
Hipersensibilidad al rechazo, la humillación o la vergüenza. Retraimiento social a pesar del deseo de afecto, y baja autoestima.
– Trastorno de la personalidad por dependencia:
Pasividad para que los demás asuman las responsabilidades y decisiones propias. Subordinación e incapacidad para valerse solo. Falta de autoconfianza.
– Trastorno obsesivo-compulsivo:
Perfeccionismo, obstinación, indecisión, excesiva devoción al trabajo y al rendimiento. Dificultad para expresar emociones cálidas y tiernas.

El DSM-IV-TR, no ha habido ningún cambio en los trastornos de personalidad del grupo A (Paranoide, Esquizoide y Esquizotípico). En el Trastorno Antisocial de personalidad, se indica que los criterios que formaban parte del contexto tradicional de psicopatía podría ser mejores predictores de reincidencia en contextos en que los actos criminales tiendan a ser inespecíficos. Se resalta que, contrariamente a lo que se ha venido pensando, el pronóstico del trastorno límite de la personalidad es mejor. Se trata de esclarecer la relación entre trastornos de ansiedad (especialmente Trastorno Obsesivo-Compulsivo) y el Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo.