LA PATOLOGIA DUAL…

Desde el inicio de la historia de la humanidad, todas las sociedades han utilizado diferentes tipos de sustancias con el fin de modificar el estado de humor, el pensamiento, los sentimientos o la propia conducta (cfr. Alamo C. et al. 2001).

El uso no terapéutico de los fármacos y el problema de su abuso pueden considerarse tan antiguos como el propio hombre. Sin embargo, se podría entender que el sujeto, como consecuencia de su patología, toma determinadas sustancias con el fin de automedicarse. En esta hipótesis se fundamenta una de las teorías etiopatogénicas que trataría de explicar la patología, el “trastorno o diagnóstico dual”, esto es, la presencia comórbida de un trastorno por abuso de sustancias y una patología psiquiátrica.

Bastantes personas son capaces de consumir drogas con moderación o de forma esporádica o social. Sin embargo, otras se convierten en consumidores compulsivos, de una o varias de ellas, con una enorme dificultad para abandonarlas.

La alta comorbilidad entre patología psiquiátrica y dependencia de drogas tiene tanta trascendencia, desde el punto de vista neurobiológico, diagnóstico y terapéutico, que ha originado una nueva entidad clínica, que se ha denominado “patología, trastorno o diagnóstico dual” (Stowell, 1991).

El problema de la dependencia de las drogas ha sido considerado, por los diferentes grupos de trabajo que lo han abordado, desde una doble perspectiva, pues mientras algunos autores lo han focalizado sobre el individuo, otros lo centran en la sustancia inductora (Piazza y Le Moal, 1996).

Desde la perspectiva “individual” de la dependencia, nos encontraríamos ante sujetos en los que determinados sistemas neurobiológicos que interaccionan con las drogas se encontraría en un estado funcional anómalo. Como consecuencia de ello, el contacto con determinadas sustancias llevaría a estos sujetos a experimentar efectos singulares, que condicionaría un consumo continuado de la droga. Desde este enfoque, la dependencia estaría centrada en una predisposición del sujeto, motivada por algún trastorno funcional, desenmascarado por el consumo de la sustancia adictiva (cifr. Alamo C. et al 2002).

Frente a esta visión centrada en el individuo, se encuentra la consideración del problema de la dependencia como una enfermedad neurotóxica, provocada por una exposición prolongada a la droga (Koob y Bloom, 1988; Nestler, 1992). Este enfoque basa la principal causa de la dependencia en las propiedades tóxico-farmacológicas de la sustancia.

Ambas visiones del problema condicionan el tratamiento de la dependencia y el desarrollo de nuevas pautas terapéuticas (Álamo y cols., 1999b). En una visión centrada en la droga, la estrategia pasa por la supresión de la sustancia, lo que revertiría el cuadro de la dependencia. Por el contrario, si consideramos que la adicción tiene una base morfofuncional individual, el éxito terapéutico pasará por controlar el mecanismo básico por el cual el individuo responde de forma patológica a la exposición a la droga.

El conocimiento del papel que el individuo tiene en la dependencia es un paso esencial en el desarrollo de nuevas estrategias para el tratamiento de la adicción.