HABLEMOS DE LA IRA … “Pensar en la ira”.

Las clases de pensamientos que inciden en la ira son numerosos, pero los más importantes proceden de un tipo de proceso mental denominado evaluación cognitiva, que nos ayuda a definir e interpretar lo que nos ocurre o lo que tiene lugar a nuestro alrededor. Sus raíces se encuentran en cualidades y circunstancias especiales –ambiente familiar, talento natural, aspecto físico, sistema de creencias- que nos ayudan a conformar nuestra personalidad y que se combinan para constituir la base de la manera peculiar en que cada uno de nosotros aprecia las situaciones con las que se encuentra en la vida diaria.

La manera en que evaluamos nuestro entorno en cualquier momento dado es crucial para determinar cómo respondemos emocionalmente. Si bien esta idea no es muy original (Epicteto decía, hace dos mil años, que “a los hombres no les perturban las cosas en sí mismas, sino sus pensamientos sobre ellas”), hoy los psicólogos convienen en que el significado, que asignamos a los acontecimientos es lo que les otorga el poder de afectarnos para bien o para mal.

La actividad cognitiva (del pensamiento) en la evaluación no implica reflexión deliberada, racionalidad o conciencia.

Cuando estamos airados, las evaluaciones están con frecuencia distorsionadas, e influyen en nosotros para que actuemos de una manera que a los demás les parece sumamente irracional